Receta completa
Seas o no un fanático del queso, esta tarta te fascinará. La tarta de requesón es muy similar a la tarta de queso, sin embargo, su sabor es muy diferente. Se trata de una receta sencillísima ya que apenas pasarás 10 minutos preparándola y el resto consistirá en esperar a que el horno haga lo suyo.
La tarta de requesón es súper cremosa y tiene un sabor muy peculiar que gustará a todos los golosos en general. Es importantísimo para obtener un buen resultado escoger un buen requesón, y es que si sigues bien todos los pasos es seguro que en el plato no quedará ni una miga de tu tarta.
El requesón de esta receta, que es el ingrediente principal, aporta proteínas y calcio propios de la leche y se puede utilizar tanto para recetas frías, calientes, dulces o saladas. Esta tarta es además muy tradicional en Galicia ya que es parecida a la quesada gallega, sobre todo si la acompañas con un toque de miel.
Aprovecha la sencillez de esta receta para reunir a los más pequeños en la cocina y que disfruten tanto como tú a la hora de prepararla. La tarta de requesón es una excusa perfecta para tener invitados en casa con los que degustar recetas tan deliciosas como esta.
Elaboración de la tarta de requesón
Para empezar a preparar la tarta de requesón, en un bol amplio trocea el requesón y añade los huevos, la nata montada y el azúcar. A continuación, viértelo todo en el vaso de la batidora y bátelo todo bien hasta que obtengas una crema fina. Ten cuidado de no batir demasiado porque si no se generarán muchas burbujas.
Deja reposar la crema obtenida durante al menos media hora en el frigorífico. Mientras esta se enfría, pon a precalentar el horno a 180º asegurándote de colocar la bandeja o rejilla en la última ranura. Transcurridos los treinta minutos, prepara un molde antiadherente untando en él mantequilla sin excederse o bien coloca sobre el molde papel de hornear para que luego sea más fácil retirar la tarta. El molde debe ser de unos 22 o 24 centímetros.
Vierte la mezcla en el molde e introdúcelo en el horno. Baja la temperatura de este a 170º y deja que se cocine durante unos sesenta minutos. Comprueba que la tarta esté cuajada pasados los minutos señalados y, de no ser así, deja que se haga cinco minutos más.
Cuando esté lista, abre el horno dejando la puerta entreabierta y deja que se enfríe en su interior durante unos minutos. Después, sácala, tapa el molde con papel film y guárdala en la nevera durante mínimo dos horas antes de servirla.
Una vez la tengas lista, desmolda y sírvela como más te guste. Este tipo de tartas suelen servirse con una capa de mermelada al gusto por encima, miel, nueces, fresas, galletas crujientes o cualquier cosa que se te ocurra.