A pesar de que muchas veces creemos que la comida mediterránea es exclusiva de España, lo cierto es que países como Italia o Grecia también tienen una gastronomía que podría denominarse de la misma manera. La cocina griega tiene muchas cosas en común con la española; por ejemplo, es muy común utilizar el aceite de oliva en la mayoría de sus platos típicos. Otra característica de la comida de Grecia es que suelen utilizarse muchas frutas y verduras, como es el caso del pimiento, la berenjena o el pepino, lo que les permite crear recetas muy sencillas pero llenas de sabor.
La carne también tiene una gran presencia en la gastronomía de este país, sobre todo el cordero o el cerdo, que acompaña a pescados como el salmón. Además, en sus platos tampoco puede faltar el queso feta o el grano de sésamo, dos productos que dan una textura diferente y única a sus comidas. Eso sí, si por algo se caracteriza la comida de este país y la aleja un poco de la de España es por el uso de las especias, que nunca pueden faltar a la hora de dar sabor a sus platos más típicos. Esto se debe a que la cocina griega se ha visto muy influenciada por los sabores y tradiciones de Turquía, sobre todo en la forma de preparar y condimentar la carne.
Los mezzedes
Una de las costumbres más típicas a la hora de comer o cenar en Grecia es empezar con los mezzedes. Se trata de una serie de aperitivos muy similares a las tapas que se pueden encontrar en España y que sirven para abrir boca antes de la llegada de los platos principales. Entre estos aperitivos es muy común servir el hummus, fruto de las influencias de la cocina de Oriente Medio en el país griego, y que se elabora a partir de garbanzos cocidos triturados. Cuando se ha logrado una pasta homogénea, se incorporan otros ingredientes como aceite de oliva, ajo, zumo de limón y algunas hierbas y especias. Lo cierto es que la receta del hummus varía mucho dependiendo de la región y, en el caso de España, suele hacerse con aceite de oliva y un poco de pimentón. Otro de los mezzedes típicos es el spanakopita, una especie de empanada de espinacas y queso feta que se hace con masa filo y que se puede encontrar en casi todas las panaderías del país.
La musaka
La musaka o moussaka es, sin duda, uno de los platos estrella de la gastronomía griega. Se trata de un pastel muy parecido a la lasaña en el que se cambia la pasta por la berenjena, que se corta en tiras o rodajas y se va colocando formando capas. El relleno suele ser de carne picada, que primero se saltea con un poco de cebolla y ajo y a la que luego se le incorpora el tomate triturado, un poco de caldo de carne, una cucharadita de azúcar y orégano y sal al gusto. A la hora de montar la musaka tan sólo hay que ir alternando una capa de berenjena con otra de carne, luego cubrirlo todo con bechamel y con un poco de pan rallado y hornearla durante aproximadamente 30 minutos. El resultado será una deliciosa musaka dorada y crujiente en la parte superior y jugosa por dentro.
La gemistá
Otro de los platos más tradicionales de la cocina griega es la gemistá (o yemistá), tomates y pimientos rellenos que se pueden encontrar en las tabernas de todo el país. El relleno consiste en una base de arroz al que se incorporan algunas verduras como calabacín o berenjena, cebolla, la pulpa del tomate y zumo de limón. También se suele aderezar con un poco de perejil o hierbabuena. Una vez se ha logrado un sofrito jugoso, tan sólo hay que rellenar los tomates y pimientos ya vacíos y meterlos en el horno durante 30-40 minutos.
Ensalada griega
Por su puesto, una de las recetas que nunca puede faltar en una comida griega es la ensalada horiatiki, más conocida a nivel internacional como ensalada griega. En este plato el ingrediente estrella es el queso feta, que suele cortarse en pequeños cuadrados y se incorpora a una base formada por rodajas de tomate, pepinillo, cebolla roja y pimiento verde. Finalmente, se le incorpora algunas aceitunas griegas cortadas y se adereza con aceite de oliva, vinagre, pimienta, orégano y sal.
El punto dulce
Para terminar la comida no puede faltar uno de los dulces griegos más típicos: la bougatsa. Se trata de un pequeño saco de pasta filo relleno de crema pastelera y espolvoreado con azúcar glas y canela. Los diples también son un postre muy popular en Grecia y consisten en finas tiras de masa frita con forma de lazo. A la hora de comerlos, suelen untarse en almíbar o miel y se acompañan de algunos frutos secos picados y canela. Otro de los postres más tradicionales es el kourabies, una especie de galleta de mantequilla muy típica de la Navidad y que se elabora a partir de almendras molidas. Su elaboración no es nada complicada, tan sólo hay que batir mantequilla con azúcar y añadir la yema de un huevo. Luego habrá que incorporar la almendra ya molida, una cucharadita de pasta de vainilla, levadura y harina tamizada. Una vez se haya conseguido una masa homogénea y sin grumos que se pueda trabajar cómodamente con las manos será el momento de estirarla y empezar a dar a las galletas la forma deseada. A continuación, deberán meterse en el horno hasta que adquieran un bonito tono dorado. Antes de servirlas no te olvides de espolvorearlas con azúcar glas.
Como has podido comprobar, si por algo se caracteriza la comida de Grecia es por la frescura y diversidad de sabores. Por eso, hay un plato que nunca puede faltar en la mesa: la salsa tzatsiki. Normalmente suele ir acompañado a los mezzedes y su elaboración es muy parecida a la salsa de yogur. Si quieres sorprender a tus invitados con este sabroso toque de Grecia, tan sólo tendrás que mezclar un yogur con un poco de pepino, unas hojas de menta, un poco de ajo picado y zumo de limón. ¡Seguro que te piden la receta!