Patatas Hasselback

La patata es uno de los productos más versátiles que se pueden encontrar en la cocina. Ya sea como ingrediente principal o bien como guarnición, la patata se puede encontrar en miles de recetas alrededor de todo el mundo. Una forma diferente y deliciosa de prepararla es al estilo Hasselback, un plato que llega directamente del norte de Europa y que puedes preparar en casa para sorprender a tu familia o amigos. La patata Hasselback tiene su origen en el siglo XVIII y su nombre se deriva de un restaurante en Estocolmo que solía servirlas en su menú, el 'Hasselbacken'. Tal fue su éxito que la receta no tardó en llegar a la vecina Suecia y de ahí dio el salto a todo el mundo. Toma mucha nota porque ya verás como estas patatas Hasselback se convertirán en uno de tus platos favoritos.

Elaboración

Para que este plato salga perfecto tendrás que elegir la variedad de patata que mejor se adapte a la preparación en el horno, siendo las más recomendables las que son un poco harinosas y quedan blandas una vez asadas. La patata 'Monalisa', la gallega conocida como 'Kennebec' o la variedad 'Spunta' son algunas de las mejores patatas para asar, ya que te asegurarás de que no se deshagan mientras se hacen en el horno. También tendrás que procurar que todas las patatas sean más o menos del mismo tamaño para que tarden el mismo tiempo en hacerse y así ninguna quede cruda. Lo primero que deberás hacer es lavarlas con abundante agua y frotarlas con las manos para tratar de eliminar cualquier resto de tierra o suciedad. Y es que las patatas Hasselback se hacen directamente sin pelar, con su piel, por lo que deberán estar totalmente limpias. A continuación, sécalas con un paño de cocina.

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Una de las características de estas patatas es su forma: se cocinan enteras pero cortadas en rodajas a lo ancho sin que éstas atraviesen completamente la patata y ésta permanezca unida. Hay varias formas para cortarla. La primera de ellas es utilizar una brocheta que sirva como tope al paso del cuchillo para evitar que la rodaja llegue a partirla. Para ello, atraviesa la patata con la brocheta de lado a lado y justo por la base y luego comienza a hacer láminas con el cuchillo hasta que éste choque con la brocheta. Si ves que la patata está muy dura o si hay posibilidad de que se rompa al atravesarla, puedes utilizar otra técnica que consiste en poner dos palillos chinos de madera a cada lado de la patata que frenen el paso del cuchillo cuando comiences a partirlas en rodajas. La tercera forma de cortarlas, y quizá la más sencilla, es poner la patata en una cuchara de madera de forma que los lados curvos actúen como un tope para el cuchillo. Las láminas deben ser bastante finas, de más o menos 4 centímetros de grosor.

Laminar las patatas es el paso más importante de esta receta, por lo que deberás hacerlo cuidadosamente y dedicándole el tiempo que sea necesario. Una vez hayas cortado las patatas, pela los 5 dientes de ajo y pícalos muy finamente. Luego reparte el ajo entre las láminas de las patatas. La cantidad de ajo depende del gusto de cada persona, puedes optar por poner un poco cada pocas láminas o poner en todas. El ajo no sólo servirá para darle sabor, sino que también abrirá las rodajas de la patata de forma que éstas queden abiertas y el aire pueda circular mejor entre ellas a la hora de asarse en el horno. Luego espolvorea un poco de sal por encima, siendo preferible que sea sal en escamas, así como un poco de pimienta negra molida y orégano seco. Por último, echa un chorrito de aceite de oliva virgen extra por encima.

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Otra forma de hacer el aliño de las patatas es preparar un majado. En un mortero pon los dientes de ajo, la sal, la pimienta negra y el orégano seco. Machaca y mezcla bien todos los ingredientes y luego incorpora un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Luego vierte el majado por encima de las patatas asegurándote de que éste impregna bien el interior de las láminas. Ahora es cuando deberás precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo y con la opción de ventilador en el caso de aquellos que la tengan. Mientras tanto, pon las patatas en una bandeja de horno cubierta con papel de plata o papel vegetal. El último toque antes de meter las patatas en el horno será poner un poco de mantequilla por encima que le dará un toque de lo más jugoso. Al meterlas, pon la bandeja a media altura y baja la temperatura a 160º.

El tiempo que tardarán en cocinarse varía entre los 35 y 45 minutos, dependiendo del tamaño de las patatas. Cuando pase ese tiempo tendrás que comprobar que están perfectamente hechas pinchándolas con la punta de un cuchillo. Si durante el horneado ves que empiezan a dorarse demasiado, cúbrelas con un poco de papel de aluminio para evitar que se quemen. Cuando estén listas ya podrás servirlas y mejor si es recién sacadas del horno, ya que es cuando más ricas están. Estas patatas Hasselback pueden servir como guarnición para carne o pescado o bien como un pequeño aperitivo. Además, es una receta que admite muchas variaciones, por lo que puedes añadir aquellas especias que más te gusten. ¡Deja volar tu imaginación y disfruta cocinando!