En las charlas distendidas en los cafés de la mañana con los compañeros de profesión, la taberna Condumios ya se ha convertido en protagonista. Se escucha decir que esta humilde taberna está considerada el templo del buen comer, sin más empaque que el emblemático barrio que la abraza. Es por ello que decidimos ir a conocerla y opinar en primera persona. Y no nos defraudó.
La taberna Condumios, ubicada en la calle Juan de Mena 12 en el barrio de los Jerónimos, te recibe con una sencilla e informal decoración que guarda algunos secretos: una completa bodega de vinos nacionales con denominación de origen en los bajos de su local, en una pequeña bodega pero con referencias muy interesantes, rodeada de un discreto salón donde los comensales pueden comer aislados del bullicio de la zona y una carta donde a pesar de aparentar sencillez, está repleta de recetas caseras con un toque muy personal.
La carta: producto nacional
El responsable de que Condumios sea un referente de la buena cocina es Sebastián López Robledo, un entusiasta del producto nacional y del trabajo bien hecho: "Soy yo personalmente quien ha elegido con precisión que platos entran en la carta y quien ha explicado a mi equipo las elaboraciones y estoy orgulloso de haber conseguido un buen resultado. Tenemos pescados de Galicia, recetas familiares y productos de una pequeña huerta que cuidamos con cariño".
Uno de las recetas caseras que nos dejó totalmente enganchados al restaurante fue el revuelto de bacalao a la portuguesa, más conocido como bacalao a brás (14,50 euros la ración), receta que hace guiño a la mujer de Sebastián, portuguesa de nacimiento. Cumple la regla del "so": cremoSO y sabroSO, sin duda, de mis platos favoritos de la carta. Y otro de mis especiales, los mejillones elaborados con escabeche casero (13,50 euros) que cumple la presentación clásica a la que nos tiene acostumbrados este plato, el foco de atención se centra en los mejillones, el escabeche (muy potente de sabor) y una cama de patatas chips que son las que mejor acompañan a este producto. No necesita nada más.
No podemos dejar de mencionar los aperitivos que amenizan la espera de tu pedido porque en este restaurante hasta éstos, son especiales. No son para rellenar, son para saborear pequeños bocados que ya te adelantan la propuesta gastronómica de calidad que vendrá posteriormente. En esta ocasión pudimos degustar un hummus casero junto con un una crema de queso con pesto. Ri-Qui-Si-Mo.
Los favoritos de Condumio
Ya hemos entrado en calor, ahora nos toca tomar una copita de vino (en este caso de Jerez, del que tiene una gran variedad), para seguir disfrutando de otras de las especialidades de la casa, el hígado de pato a la plancha con mermelada de piparras (14,50 euros), o uno de los platos que para Sebastián "es la estrella, en esto no nos gana nadie", que son las croquetas, especialmente las de jamón o las de cecina (2 euros la unidad), que sin duda no te hacen dudar ni un instante de lo que estás tomando:
¡pequeños bocados de cecina pura y dura! Competir con la gran variedad de restaurantes vecinos de la zona es muy complicado, pero Condumios gracias a sus platos se ha hecho un merecido hueco en la buena reputación de la restauración de la zona.
Después de este despliegue gastronómico poco nos puede sorprender ya, pero aparece el bocado dulce: la tarta de queso de la que tampoco podemos pasar por alto, aunque las raciones son muy generosas y es prácticamente imposible que llegues al postre con hambre, pero viendo el despliegue anterior... ¿Quién se atreve a decir que no a una tarta de queso? Y tampoco nos defraudo.
Calidad-precio, un valor añadido
Es importante destacar la buena relación calidad-precio. En cualquier otro lugar (y cada vez nos los encontramos con más frecuencia), el buen producto (o no) va ligado a una hachazo final en la cuenta. Engordar los precios avalando la decoración del sitio, la ubicación o simplemente que ahora es nueva moda de la capital, es el pan de cada día.
En Condumios el respeto por la gastronomía empieza por ahí, por llamar a cada cosa por su nombre. Comer bien y productos buenos , la filosofía del local sin engañar a los comensales, pagando simplemente la calidad que merece. Ni más ni menos. Y os aseguramos que tiran por la baja, porque comer con alta calidad por unos 25 euros por persona, es muy difícil encontrar hoy en día.
El servicio, su sello de mayor calidad
Su reputación, tanto de imagen de marca como de su gastronomía, está intacta principalmente por tres factores: el producto, su cocina bien elaborada y el servicio. Cercano, conocedor de la filosofía del local, rápido y eficaz, la clave del éxito de un restaurante y el objetivo principal del comensal. Parece una tontería, pero cada vez resulta más difícil llegar a un restaurante donde además de comer bien (sin que te claven después en la cuenta), el servicio esté a la altura de las circunstancia y su personal en sala controle y sepa comunicar que es lo mejor de su gastronomía.
En Condumios, con Sebastián a la cabeza, lo consiguen con diferencia. Su amabilidad y su transparencia a la hora de presentar sus creaciones es tan cercana y amistosa que en la espera de que llegue tu plato, estas ansioso y curioso de ver que aparecerá y por supuesto, de probarlo. Además, su humildad al hablar de su pretensión en las recetas ayuda a tratar con cariño y respeto los bocados que componen la experiencia en Condumios.
No es el sitio más bonito de Madrid, ni lo pretenden, su decoración es sencilla e informal entre otras cosas, para que el comensal se centre en relajarse mientras degusta productos que reclama protagonismo, pero si certifico que como decían mis compañeros de profesión, puede ser el templo del buen comer del centro de Madrid. Y ¿no es eso lo que buscamos cuando salimos a un restaurante? ¡Pues ya lo tenemos!
Ficha técnica
Nombre: Taberna Condumios
Tipología: Cocina tradicional
Platos recomendados: croquetas de cecina, mejillones en escabeche y bacalao dorado
Precio Medio: 25 euros por persona
Puntuación Bekia: 8,5